¿Alguna vez escuchaste qué es un diamante cultivado, un diamante de laboratorio o diamante creado?
Algunas personas conocen el concepto, mientras que otras nunca habían escuchado sobre este tema; y es que con los avances tecnológicos, se presentan inquietudes sobre el tema. Pero estamos aquí para explicarte todo y quitar cualquier concepto erróneo que puedas tener de los diamantes cultivados.
Para eso, tenemos que empezar con lo básico: Qué son los diamantes.
Un diamante es un mineral natural que, con altas temperaturas y presión extrema se cristaliza, creando una piedra preciosa y siendo el mineral con la más alta dureza en la escala de Mohs, que quiere decir que no puede ser rayado más que con otro diamante.
Técnicamente, un diamante es carbón cristalizado. Sin embargo, a lo largo de los años, los diamantes han tomado un significado tan puro como su esencia; siendo una representación del amor. Su brillo, escasez y características hacen que éstos sean únicos y una forma de que un ser amado le exprese a otro sus ganas de compartir la vida juntos, agradecerle momentos especiales o marcar una nueva etapa.
Tipos de diamantes
Otra idea común, pero errónea, es que los diamantes sólo pueden obtenerse de las minas. Gracias a la tecnología, se han encontrado nuevas maneras de obtener diamantes, en la que se replican las condiciones de la naturaleza en un laboratorio para recrear el proceso de creación de un diamante.
Con esto en mente, existen dos tipos de diamantes:
Cuál es la diferencia entre los diamantes cultivados y los diamantes de mina.
A pesar de lo que muchos piensan, no hay ninguna diferencia en cuanto a las propiedades de un diamante cultivado y un diamante de mina, ambos son diamantes reales. Ambos, tanto los diamantes de mina como los diamantes cultivados, tienen la misma composición química, propiedades físicas y ópticas, iguales además de tener la misma estructura cristalina. La única diferencia es el lugar de creación de los mismos. Como comentamos anteriormente, unos son obtenidos de las minas y los otros recreando las condiciones en un laboratorio.
Otra diferencia es el impacto ambiental que existe al comprar diamantes cultivados en vez de un diamante de mina, ya que los diamantes de mina remueven 250 toneladas de tierra por quilate, gastan 127 galones de agua, producen 2,011 onzas de contaminación de aire y 143 libras de dióxido de carbono. Sin embargo, hay pocas marcas que están buscando mejorar las prácticas actuales al certificarse para avalar que el impacto generado se neutralice con acciones equiparables.
En Naos, queremos ofrecerte la opción que más se acomode a tu gusto; por ello, vamos un paso más allá, ofreciendo diamantes de mina con trazabilidad y origen ético para que tengas la certeza de que han sido respetuosos a la vida y que se cumplen los estándares internacionales laborales, éticos, medioambientales y comerciales.
Datos curiosos de los diamantes cultivados en comparación a los diamantes de mina
De hecho, cuando los diamantes de mina son extraídos, se puede perder 8% del material, mientras que con el láser utilizado en el corte de los diamantes cultivados se obtiene mayor precisión y sólo el 1% de pérdida de material.
Por otro lado, los diamantes cultivados suelen ser más puros en promedio que los diamantes de mina, ya que al poder controlar el proceso y mantener las condiciones de forma constante, fomenta a que su crecimiento sea más puro y estable.
Por último, gracias a la inversión en tecnología de las marcas, los clientes pueden seleccionar un diamante cultivado con propiedades más puras que un diamante de mina al mismo precio que están considerando invertir.
Entonces, ¿cómo se crean los diamantes cultivados en laboratorio?
Para obtener un diamante cultivado existen dos métodos: HPHT “High Pressure High Temperature” y CVD “Chemical Vapor Deposition”.
El HPHT es un proceso donde se inserta una pequeña semilla de diamante (un pedazo de diamante), dentro de una barra de carbono. Luego son expuestas a temperaturas mayores a los 1,500º C y se someten a una presión de más o menos a 1.5 millones de libras por pulgada cuadrada. Así, la barra de carbono se adhiere y se fusiona con la semilla de diamante, dando como resultado un diamante.
Como puedes ver, el mundo de los diamantes sigue cambiando y es inmenso. Es por eso que debemos eliminar todos estos tabúes de la joyería actual y empezar a entender y conocer las nuevas alternativas que tenemos gracias a la tecnología.
Eso sí… es tu decisión. Puede que te mueva el impacto ambiental y la precisión de los avances tecnológicos o que el proceso de creación a través de los años sea lo que te llame la atención y es por eso que en Naos nos encargamos de guiarte en este viaje para encontrar el diamante perfecto.